¿Alma gemela o flechazo sin reglas?

Cada vez que todo se apoya del atractivo corporal junto con la química instantánea, el vínculo acaba siendo breve. Demasiado fugaz. Tal cual los mini hornos del motel, que calientan rápido, y duran menos que una cita de Tinder. Iniciar algo solo en la apariencia, es igual que meter comida en el horno del motel, enciende en segundos, pero colapsa sin previo aviso. Si todo gira en torno al cuerpo, la aventura no resiste ni una tormenta. Así de simple. Como el horno del motel, que enciende rápido, pero no aguanta una semana. Un vínculo apoyada exclusivamente en atractivo físico, es ese microondas sospechoso, que funciona bien un rato, pero muere joven. Desde el instante en que la atracción superficial es la base de el romance, no hay mucho que hacer. Así como el aparato que chispea, que funcionan como bólido, pero fallan antes de la segunda vuelta.


¿Y si resulta ser un error?

A quien esto toca, meter la pata es inevitable en esta ruta. No te reproches si pensaste que era amor eterno y fue una experiencia con forma humana. Eso también lo hemos sentido, abrazando un tarro de helado a medianoche, preguntándonos si el emoji con corazón estuvo de más.

Y lo que salva es que, venga con fuegos artificiales o con silencios largos, cada uno deja su marca, te hacen ver lo que ya no aceptas, cómo floreces después de cada final. A veces, entra en tu vida para activarte emociones dormidas, que tu fuego interno sigue ardiendo, reír aunque duela.


La despedida que deja poso… escort Bogota como el buen café


Si te quedas en silencio, no hay test 100% fiable para distinguir lo profundo de lo pasajero. Lo que sí existen son señales. Siente lo que sucede cuando no estás distraído, más que la adrenalina. Si te suma y no te resta, si te sientes más tú que nunca, puede que eso sea más que un momento.

Por otro lado, si al evocarla, te duele más de lo que te calma, y reluce por fuera pero cruje por dentro, estás transitando un fragmento poderoso pero finito.

El alivio llega cuando aceptas el lugar que ocupa cada encuentro. No todos están para quedarse. Algunos solo vienen a enseñarte a bailar, a desarmarte con humor, o a enseñarte cómo se siente lo que no era.

Entonces... ¿destino o anécdota? Solo tú lo sabes, y tal vez también en esa conversación silenciada.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *